Reconstrucción esofágica y faringoesofágica
Técnicas quirúrgicas avanzadas restablecen la continuidad digestiva
En pacientes oncológicos que se someten a esofagectomía o a laringofaringectomía, el restablecimiento de la continuidad digestiva es fundamental para la calidad de vida. Si bien las técnicas reconstructivas probadas en el tiempo pueden restablecer la continuidad digestiva en la mayoría de los pacientes, aquellos que se someten a una esofagectomía total o casi total o a una laringofaringectomía y tienen dañado el tejido del cuello debido a una cirugía o a radioterapia previas, requieren procedimientos especializados. Dos procedimientos de esta naturaleza, la cirugía con colgajo de yeyuno con supercarga para la reconstrucción esofágica y la transferencia de colgajos libres quiméricos para la reconstrucción faringoesofágica y de la superficie del cuello, se encuentran disponibles solo en pocos centros del mundo.
Ni la cirugía de colgajo quimérico ni la del colgajo de yeyuno es nueva, pero estos procedimientos se necesitan con tan poca frecuencia que muy pocos cirujanos tienen experiencia en realizarlas. Los cirujanos del MD Anderson Cancer Center de la Universidad de Texas fueron de los primeros en realizar los procedimientos y han informado resultados de cohortes de pacientes relativamente grandes para ambas operaciones. Sobre la base de esta experiencia, los cirujanos han perfeccionado continuamente sus técnicas y los criterios de selección para ambos procedimientos de modo que pueda restablecerse la continuidad digestiva en la mayor cantidad de pacientes posible.
Reconstrucción esofágica
En los pacientes con cáncer en el esófago torácico o en la parte superior de la unión gastroesofágica, los cirujanos pueden extirpar una parte o casi todo el esófago y conectar el estómago directamente con el esófago restante para restablecer la continuidad digestiva. Sin embargo, este procedimiento no puede usarse en los pacientes en quienes el compromiso del tumor también ha requerido remover la totalidad o parte del estómago. En otras situaciones, el estómago no está disponible debido a una cirugía anterior.
“En estos casos en que el estómago no está disponible o su alcance no es suficiente, utilizamos el colgajo de yeyuno con sobrecarga”, dijo el Dr. Peirong Yu, profesor del Departamento de Cirugía Plástica. El colgajo se considera “con carga” porque mantiene una parte de su suministro de sangre original como un colgajo pediculado y además se conecta a un nuevo suministro de sangre, como un colgajo libre.
El colgajo de yeyuno con carga se prepara tomando una parte (alrededor de 30 cm) del yeyuno y dividiendo el mesenterio para enderezar el segmento. Un conjunto de los vasos del mesenterio, generalmente la segunda rama de la arteria y vena mesentérica superior, se divide y luego se conecta mediante anastomosis a los vasos receptores del cuello (con frecuencia la arteria y vena mamaria interna izquierda) para suministrar sangre a la parte superior del colgajo. La tercera rama suele dividirse para alargar el mesenterio. El suministro de sangre de la cuarta rama de la arteria mesentérica superior se mantiene como un pedículo para la porción inferior del colgajo.
Para colocar el colgajo, los cirujanos primero retiran pequeñas porciones de la primera costilla, la clavícula y el manubrio para permitir el acceso al sitio receptor y a los vasos mamarios internos. Los cirujanos conectan entonces la porción superior del colgajo al tracto digestivo superior y fijan los vasos sanguíneos mediante anastomosis. Si bien la porción inferior del colgajo del yeyuno puede conectarse con el estómago en los casos en que una parte del estómago continúa siendo viable, esto puede causar reflujo gástrico. Por lo tanto, en la mayoría de los casos, se realiza un bypass en el estómago restante y el colgajo se conecta al intestino delgado mediante una técnica en Y de Roux.
La cirugía de colgajo de yeyuno con carga es un procedimiento sumamente complicado que requiere estrecha coordinación entre el cirujano plástico y el cirujano torácico. “El trabajo quirúrgico en equipo requerido para llevar a cabo con éxito el colgajo de yeyuno con carga es un evento con mucha preparación”, dijo el Dr. Jesse Selber, profesor adjunto del Departamento de Cirugía Plástica. “No solo todos deben conocer su función, sino también conocer las funciones de los demás miembros del equipo”.
El Dr. Selber agregó que el procedimiento entraña una considerable presión en términos del tiempo. “Una vez que se desconecta el intestino en el abdomen, se dispone de aproximadamente una hora para pasarlo a través del tórax y llegar al cuello y reconectar el suministro de sangre bajo el microscopio”, dijo. “Si eso no ocurre, el colgajo de intestino puede morir y el resultado puede ser desastroso”.
“Se trata de una operación importante, y existen posibles complicaciones”, dijo el Dr. Wayne Hofstetter, profesor y director del programa de cirugía esofágica del Departamento de Cirugía Torácica y Cardiovascular. “Sin embargo, la vasta mayoría de los pacientes que se someten a este procedimiento pueden liberarse de las sondas de alimentación”.
Reconstrucción faringoesofágica y de la superficie del cuello
Los pacientes que se someten a laringofaringectomía tienen varias opciones para la reconstrucción faringoesofágica. Estas incluyen cirugía con colgajos de tejido libres de la región anterolateral del muslo, de la región del nervio radial en el antebrazo o del yeyuno, y la cirugía con colgajos pediculados de la región supraclavicular o del músculo pectoral mayor. Sin embargo, muchos pacientes que han tenido previamente cirugías o radioterapia en el cuello tienen cicatrices e hipovascularidad que dificultan o imposibilitan cerrar la incisión en el cuello, sobre todo después de la reconstrucción faringoesofágica.
“Para estos pacientes, necesitamos dos colgajos”, dijo el Dr. Yu. “Necesitamos uno para reconstruir el esófago para que el paciente pueda volver a comer, y luego necesitamos otro para cubrir el exterior. Esto es importante, porque si no se tiene una cobertura confiable, las arterias carótidas y otras estructuras críticas se encuentran en riesgo”.
Para esas reconstrucciones, los cirujanos plásticos y reparadores del MD Anderson utilizan un colgajo quimérico, que generalmente se obtiene de la región anterolateral del muslo aunque puede obtenerse de otros sitios donantes si es necesario. El colgajo quimérico se llama así porque consta de dos (o más) componentes semiindependientes, todos los cuales reciben suministro de sangre de una arteria y vena común que se conecta mediante anastomosis a los vasos receptores del cuello.
“Usamos parte del colgajo para reconstruir el esófago y la otra parte para cubrir el cuello”, dijo el Dr. Selber. “Y se los diseca de manera que se retenga un suministro de sangre común para todos los componentes”.
“En el colgajo usado para cubrir el cuello, incluimos un poco de músculo para proteger las arterias carótida y subclavia”, dijo el Dr. Yu. “Esto ayuda a prevenir desastrosas complicaciones”.
Otra ventaja del colgajo anterolateral de muslo es que facilita el restablecimiento de la función del habla. El colgajo de piel utilizado para reconstruir el esófago superior es firme, lo cual permite la vibración necesaria para el habla esofágica o traqueoesofágica. “El colgajo de piel es tirante, y vibra como el material utilizado en un tambor. Los colgajos de yeyuno son blandos y producen moco, lo cual dificulta más el restablecimiento del habla”, dijo el Dr. Yu. Ese es el motivo por el cual se prefieren colgajos de muslo o de otra piel para la reconstrucción esofágica superior, en tanto que el yeyuno o el estómago se emplean para la reconstrucción esofágica inferior.
Para evaluar la tasa de complicaciones de la cirugía de colgajo quimérico, el Dr. Selber y sus colegas compararon hace poco los resultados de 179 pacientes que recibieron colgajos quiméricos para reconstrucción faringoesofágica y de la superficie del cuello con los de 115 pacientes que se sometieron a reconstrucción faringoesofágica pero no requirieron reconstrucción de la superficie del cuello. En comparación con los pacientes sometidos a reconstrucción faringoesofágica solamente, los que también recibieron reconstrucción de la superficie del cuello tuvieron una tasa considerablemente inferior de formación de fístulas faringocutáneas y tasas similares de otras complicaciones. La tasa de formación de fístulas fue la más alta en los pacientes que habían sobrellevado cirugía o radioterapia previamente pero que no recibieron reconstrucción de la superficie del cuello porque tenían tejido adecuado para cerrar la incisión. Debido al impacto de este trabajo, el Dr. Selber recibió el Premio James Barret Brown de 2017 de la Asociación Americana de Cirujanos Plásticos por el mejor documento clínico en cirugía plástica.
“Antes de este estudio, la decisión de usar o no un colgajo quimérico se basaba en si podíamos realmente cerrar la piel”, dijo el Dr. Selber. “Pero ahora contamos con la información de que si un paciente recibió radioterapia o una cirugía previamente, tendrá un riesgo más bajo de sufrir complicaciones si se realiza reconstrucción de la superficie del cuello, independientemente de la capacidad de cierre de la piel. Esto ayudará a los cirujanos reparadores a tomar importantes decisiones que afectarán los resultados de los pacientes en forma directa”.
Calidad de vida
La reconstrucción esofágica o faringoesofágica es un paso importante hacia el objetivo general de restablecer la calidad de vida de los pacientes. En particular, restablecer la continuidad digestiva es fundamental para alcanzar ese objetivo.
“La capacidad de mantener la nutrición e hidratación totalmente por boca, saborear los alimentos y poder comer socialmente son cuestiones de calidad de vida que pueden arreglarse cuando se restablece la continuidad esofágica”, dijo el Dr. Hofstetter.
Debido a que el habla y la deglución también son factores importantes para la calidad de vida en los pacientes que han recibido cirugía y/o radioterapia en el cuello, el MD Anderson cuenta con patólogos del habla para ayudar a los pacientes a recuperar esas funciones (vea “Terapia preserva función deglutoria” a continuación).
Los pacientes cuyo cáncer ha sido curado aprecian la calidad de vida que la reconstrucción con éxito les permite tener. El Dr. Yu dijo: “Un paciente que traté hace 10 años vuelve todos los años para saludarme”.
Para más información, comuníquese con el Dr. Wayne Hofstetter llamando al 713-563-9130 o escribiendo a whofstetter@mdanderson.org., con el Dr. Jesse Selber al 713-794-1247 o a jcselber@mdanderson.org., o con el Dr. Peirong Yu al 713-794-1247 o a peirongyu@mdanderson.org.
LECTURA COMPLEMENTARIA
Sharaf B, Xue A, Solari MG, et al. Optimizing outcomes in pharyngoesophageal reconstruction and neck resurfacing: 10-year experience of 294 cases. (Optimización de resultados en la reconstrucción faringoesofágica y de la superficie del cuello: experiencia de 294 casos en 10 años). Plast Reconstr Surg. 2017; 139:105e–119e.